Buenos días familias, espero que sigáis todos bien.
La entrada de hoy nos lleva a una faceta mágica para los niños y niñas, el juego de pintar, esperamos que os guste.
Que a todos los niños y niñas les entusiasme dibujar es un hecho.
Desde pequeños coger un color
con la mano y que ésta deje una huella en el papel les llama la atención.
Las características del dibujo infantil evolucionan de forma paralela al crecimiento del niño y la niña. El desarrollo de la psicomotricidad fina, el desarrollo cognitivo así como el desarrollo emocional de los mismos influye enormemente en el dibujo. De esta manera, cuando son pequeños, los niños y niñas garabatean y a medida que van creciendo, sus dibujos se van haciendo mas detallados y organizados.
En este sentido podemos decir brevemente que las etapas del desarrollo plástico (según Lowenfield) comienzan alrededor de los 16 meses donde el niño descubre el grafismo de forma fortuita, entre otros aspectos, a la hora de la comida al darse cuenta de que algunos alimentos dejan huella, en este momento el niño/a empieza a realizar garabatos utilizando amplios movimientos que conducen la mano desde del hombro (siguiendo las leyes próximo distal) y progresivamente va entrando en juego el movimiento del codo, de la muñeca y finalmente de los dedos.
Según este autor, existen una serie de etapas en el desarrollo gráfico de los niños y niñas. (A continuación voy a explicar brevemente las etapas que abarcan hasta los 4 años)
Explicadas las etapas por las que están pasando nuestros hijos e hijas en su desarrollo plástico, nos vamos a centrar en Arno Stern, y en su teoría de que el dibujo es un juego motor en el que no debemos intervenir ni juzgar, que nos llevará a preguntarnos y sobre “errores” compartidos por todo el mundo sobre el dibujo infantil y el dibujo en general, prejuicios y valoraciones que solemos hacer, descubriendo un lado del dibujo que jamás nos hubiésemos planteado.
Cuando vemos una producción plástica de nuestro hijo/a (2 a 3 años) pensamos e incluso verbalizamos "Vaya obra de arte has hecho". En este sentido debemos pensar que “los dibujos de los niños son una etapa en el camino que conduce al arte” es un error, sencillamente, llamarlo "Arte infantil" ya que éste no existe”
Arno Stern, defienden que el arte es comunicación, “el artista quiere transmitir su mensaje, comunicarse a través de su obra" sin embargo, el dibujo infantil es un trazado cuya única intención es la de ser dibujado. Dibuja por el simple placer de dibujar. No existe otra intención. El niño no crea, y no genera una obra. Por lo tanto no tiene sentido que preguntemos a los más pequeños sobre sus dibujos, "¿que has dibujado?" ya que con sus dibujos no quieren representar, ni comunicar nada, y tiene mas sentido preguntarle, ¿has disfrutado realizándolo?.
No se nos ocurriría interrumpir, ni mucho menos corregir, una actividad o un juego inventado por los niños con el que están absortos y entretenidos, y después valorar si está bien o mal hecho, planteado o jugado. ¿Por qué cuando un niño o niña dibuja sí que lo hacemos?
“Cuando lo importante no son los resultados, sino el proceso, cuando se eliminan los conceptos bien y mal, se pierde el miedo a improvisar y jugar. Los límites se rompen y se evoluciona mucho más de lo que imaginamos ser capaces” (Stern)
En el momento que juzgamos el dibujo del niño, “El niño aprenderá a dibujar como el adulto quiere. Hará dibujos que agraden. Se esforzará en ser un alumno aplicado. Desaprenderá el juego espontáneo”(Stern)
No valoramos otro juego por infantil, absurdo o raro que nos parezca, “son cosas de niños”. Podemos dejar jugando toda la mañana a los niños del aula de 2 años, a todo aquello que deseen. Pero cuidado, si eligen un folio y un rotulador, y comienzan a rallar y rallar, creando torbellinos que giran y giran hasta salirse del papel, ya no es cualquier cosa, ya no se trata de un “simple juego”.
sino que consideramos que su juego es torpe, incompleto y necesitado de correcciones y decidimos que todo ello debe ser objeto de enseñanza, ignorantes del proceso que está en marcha, de su sentido y trascendencia. así mismo, creemos necesario encaminarlo, dirigirlo hacia el arte.
Una vez acabados los dibujos, comienzan las valoraciones: ¿Qué es eso?, ¡Qué bonito!, ¿Lo has dibujado tú y no sabes qué es? Preguntas con las que dudarán si saben dibujar, si lo están haciendo bien o es válido lo que han dibujado... Juicios innecesarios, ya que la mayoría, no representaban nada, tan solo satisfacían una necesidad, jugando con la pintura. Ante esta situaciones, ya no dudará, porque va a aprender pronto a responder lo que esperan oír los adultos. Ninguna intención dictaba su trazo, sólo el placer de ejecutarlo. Ninguna representación intentaba, ningún mensaje estaba siendo gestado.
Por otro lado, debemos tener en cuenta el rol del educador, el observador o la persona que está presente en el momento en que se realiza un dibujo.
Éste deberá asumir un papel de asistente. Es decir, “creará las condiciones adecuadas en las que cada persona pueda dirigir y ser artífice de sus procesos, atenderá a demandas concretas, sin adelantarse a las necesidades de cada uno, posibilitando así la investigación y el descubrimiento de los niños y niñas”. Un asistente no hace juicios, ni preguntas, ni comentarios. Su labor consiste en favorecer el dibujo, colocando una y otra vez hojas, secando gotas, haciendo que estén más cómodos con un cojín o un banco, removiendo o añadiendo agua a los colores… Siempre atento. De este modo, los niños, niñas, se encuentran relajados, confiados y seguros para realizar lo que sea en cada momento. Dibujarán por placer y este irá aumentando. No precisan de motivación alguna. Un adulto estará acompañándole, no para hacerle sentir su superioridad y debilitarle, sino para asistirle y permitirle crecer seguro, fuerte y libre.
"En el juego de pintar no hay prejuicios y no hay comparación. Cada uno es él mismo, entre los otros. Es realmente el sitio donde ya no compites, donde no eres juzgado, y no te sitúas en relación con los otros." (Stern)
Igual de importante será las condiciones para favorecer una actividad plástica adecuada donde el niño y niña se sienta a gusto, tranquilo, libre.
Por lo tanto crearemos un ambiente de afecto, relajado, con mucha luz, presentándoles los materiales previamente, dejándolos a su alcance, favoreciendo la autonomía, sin intervenir en su juego, dejándoles libertad, acompañándoles desde el cariño, sin juicios, ni prisas. Condiciones necesarias, por otra parte para experimentar y explorar, primero desde su propio cuerpo (pintar con las manos, con los pies...) y posteriormente con materiales como pinceles, rodillos y diferentes pinturas (blandas, acuarelas, temperas, tizas...).
A la hora de realizar actividades del lenguaje plástico lo haremos en diferentes posiciones, tumbados, de pie, sentados, sobre la mesa, sobre la pared, sobre metacrilato… para percibir distintas sensaciones.
Así mismo utilizaremos diferentes superficies, que podría ser lisa, rugosa, porosa, de cartón, de papel, de madera… es fundamental que el niño experimente con diferentes superficies para percibir diferentes sensaciones como por ejemplo si tiene que apretar más o menos, o mojar más o menos en pincel.
El color, durante la etapa del garabateo desempeña un papel secundario, no será hasta la etapa preesquematica (4-7 años) cuando empiece a utilizar los colores de forma un poco más realista. De este modo en la etapa del garabateo (hasta los 4 años aprox.) los niños eligen los colores por ser la pintura más grande o la más nueva, por esta razón limitaremos los colores los más básicos (primarios: rojo, amarillo y azul, y secundarios: naranja, verde y morado) sin grandes gamas de colores, y dejaremos libertad en su uso sin decirles que colores deben usar ya que de lo contrario estaremos interfiriendo en su libre expresión. Podemos trabajar los colores a través de actividades con luz y celofán, con agua tiñéndola con plastilina, mezclándolos,…
Los niños y niñas no son adultos del futuro, son niños y niñas del ahora y tienen mucho que aportar, tienen una visión de la vida muy interesante. Con una mirada fresca y sin prejuicios
del mundo, es como los niños y las niñas llegan a un aula, pero desde bien pequeños se les
educa para ser algo, para que todo lo que hagan tenga un por qué, y un significado para su futuro.
Con la convicción de que necesitan ser buenos en el colegio, para ser alguien en un futuro. Este ritmo precoz, crea una situación de estrés a los niños y niñas, y a las
personas en general, a nadie nos gusta que nos empujen, nos den prisa ¿por qué la imponemos
desde pequeños en los colegios?
No es de extrañar que más de una vez, un niño o niña afirme que lo que más les gusta del colegio, es la hora del recreo. Y es que si algo nos enseña la teoría de Arno Stern, es que el juego nos proporciona todo lo que necesitamos en el momento en el que nos ponemos a jugar.
El placer que les proporciona el juego de pintar, es el mismo que les proporciona un juego fabuloso. Es difícil librarse de todas las influencias que nos han estado inculcando durante años sobre el arte y el dibujo. Pero Stern asegura que “bajo las condiciones del juego de pintar, conseguirá liberarse de todas las influencias. Y volverá a ser niño. Pero muchos niños, no vivirán jamás ese placer. Se les ha esterilizado. Y eso es realmente terrible.
Así que por favor, cuando veamos una producción de nuestros hijos e hijas, no juzguemos, ni comparemos, ni queramos ver nuestra realidad en sus dibujos, simplemente acompañemos, dejemosles jugar, se trata de favorecer un clima tranquilo y seguro donde puedan ser ellos mismos, sin prejuicios, opresiones y puedan así disfrutar del simple hecho de pintar.
LAS ETAPAS DEL DESARROLLO PLÁSTICO
Las características del dibujo infantil evolucionan de forma paralela al crecimiento del niño y la niña. El desarrollo de la psicomotricidad fina, el desarrollo cognitivo así como el desarrollo emocional de los mismos influye enormemente en el dibujo. De esta manera, cuando son pequeños, los niños y niñas garabatean y a medida que van creciendo, sus dibujos se van haciendo mas detallados y organizados.
En este sentido podemos decir brevemente que las etapas del desarrollo plástico (según Lowenfield) comienzan alrededor de los 16 meses donde el niño descubre el grafismo de forma fortuita, entre otros aspectos, a la hora de la comida al darse cuenta de que algunos alimentos dejan huella, en este momento el niño/a empieza a realizar garabatos utilizando amplios movimientos que conducen la mano desde del hombro (siguiendo las leyes próximo distal) y progresivamente va entrando en juego el movimiento del codo, de la muñeca y finalmente de los dedos.
Según este autor, existen una serie de etapas en el desarrollo gráfico de los niños y niñas. (A continuación voy a explicar brevemente las etapas que abarcan hasta los 4 años)
- En primer lugar se da la etapa del garabateo incontrolado (16 meses a 2,5 años). En esta etapa los garabatos del niño de producen por simple placer motor, ya que no hay ninguna intención comunicativa e incluso el niño puede mirar hacia otro lado mientras garabatea. Es un juego para ellos en toda regla.
- A partir de los dos años y medio hasta los tres, aproximadamente, se da la etapa del garabateo controlado, etapa en la que se encuentran vuestros hijos e hijas en este momento. Esta etapa se de diferencia de la anterior por la actitud de atención del niño a la hora de dibujar. Comienza pues la intención comunicativa aunque sigue el placer motor. Lowenfeld decía “Después de seguir a la mano, el ojo comenzara a guiarla”.
Así mismo en esta etapa el niño,
acudirá a nosotros a enseñarnos continuamente sus producciones buscando nuestra
aprobación para poder reafirmar su autoestima y dependerá de nuestra reacción
ante sus creaciones, que estimulemos o inhibamos su expresión plástica.
En este sentido, Arno Stern, afirma que todo lo que surge de esta actividad se trata de un juego más. Pero cuando parece que ganan destreza, todo su alrededor se interesa por interrumpir este juego “enseñándoles” a dibujar, y sin darnos cuenta terminamos con ese juego y el simple placer de pintar, y se convierte en en una actividad que simplemente busca de agradar al adulto.
Por eso, cuando los pequeños acuden a nosotros a enseñarnos sus producciones, debemos intentar no juzgarlas con frases como "qué bonito", "está fenomenal", adjetivos que juzgan sus producciones, y deberemos cambiarlas por frases tales como "mira, lo has hecho tu sola", "lo has conseguido", "¿has disfrutado haciéndolo?", "¿te gusta cómo te ha quedado?". De esta manera, estaremos favoreciendo que sigan dibujando por el propio placer de hacerlo y no para agradarnos.
- No será hasta la siguiente etapa, el garabateo con nombre, que se da de los 3 a los 4 años, cuando el grafismo tome valor de signo, de representación de algo, y donde comenzará a poner nombre a sus producciones, que realizará con intención, anticipando lo que va a garabatear o le pondrá nombre después de realizarlo. El niño cada vez tendrá mayor destreza en la realización de trazos apareciendo al final de esta etapa o comienzo de la siguiente, el primer esbozo de la figura humana, representada por lo que se conoce como "la araña", formada por un círculo y líneas rectas radiales.
EL ARTE INFANTIL NO EXISTE
Cuando vemos una producción plástica de nuestro hijo/a (2 a 3 años) pensamos e incluso verbalizamos "Vaya obra de arte has hecho". En este sentido debemos pensar que “los dibujos de los niños son una etapa en el camino que conduce al arte” es un error, sencillamente, llamarlo "Arte infantil" ya que éste no existe”
Arno Stern, defienden que el arte es comunicación, “el artista quiere transmitir su mensaje, comunicarse a través de su obra" sin embargo, el dibujo infantil es un trazado cuya única intención es la de ser dibujado. Dibuja por el simple placer de dibujar. No existe otra intención. El niño no crea, y no genera una obra. Por lo tanto no tiene sentido que preguntemos a los más pequeños sobre sus dibujos, "¿que has dibujado?" ya que con sus dibujos no quieren representar, ni comunicar nada, y tiene mas sentido preguntarle, ¿has disfrutado realizándolo?.
LA IMPORTANCIA DEL PAPEL DEL ADULTO
No se nos ocurriría interrumpir, ni mucho menos corregir, una actividad o un juego inventado por los niños con el que están absortos y entretenidos, y después valorar si está bien o mal hecho, planteado o jugado. ¿Por qué cuando un niño o niña dibuja sí que lo hacemos?
“Cuando lo importante no son los resultados, sino el proceso, cuando se eliminan los conceptos bien y mal, se pierde el miedo a improvisar y jugar. Los límites se rompen y se evoluciona mucho más de lo que imaginamos ser capaces” (Stern)
En el momento que juzgamos el dibujo del niño, “El niño aprenderá a dibujar como el adulto quiere. Hará dibujos que agraden. Se esforzará en ser un alumno aplicado. Desaprenderá el juego espontáneo”(Stern)
No valoramos otro juego por infantil, absurdo o raro que nos parezca, “son cosas de niños”. Podemos dejar jugando toda la mañana a los niños del aula de 2 años, a todo aquello que deseen. Pero cuidado, si eligen un folio y un rotulador, y comienzan a rallar y rallar, creando torbellinos que giran y giran hasta salirse del papel, ya no es cualquier cosa, ya no se trata de un “simple juego”.
sino que consideramos que su juego es torpe, incompleto y necesitado de correcciones y decidimos que todo ello debe ser objeto de enseñanza, ignorantes del proceso que está en marcha, de su sentido y trascendencia. así mismo, creemos necesario encaminarlo, dirigirlo hacia el arte.
Una vez acabados los dibujos, comienzan las valoraciones: ¿Qué es eso?, ¡Qué bonito!, ¿Lo has dibujado tú y no sabes qué es? Preguntas con las que dudarán si saben dibujar, si lo están haciendo bien o es válido lo que han dibujado... Juicios innecesarios, ya que la mayoría, no representaban nada, tan solo satisfacían una necesidad, jugando con la pintura. Ante esta situaciones, ya no dudará, porque va a aprender pronto a responder lo que esperan oír los adultos. Ninguna intención dictaba su trazo, sólo el placer de ejecutarlo. Ninguna representación intentaba, ningún mensaje estaba siendo gestado.
Por otro lado, debemos tener en cuenta el rol del educador, el observador o la persona que está presente en el momento en que se realiza un dibujo.
Éste deberá asumir un papel de asistente. Es decir, “creará las condiciones adecuadas en las que cada persona pueda dirigir y ser artífice de sus procesos, atenderá a demandas concretas, sin adelantarse a las necesidades de cada uno, posibilitando así la investigación y el descubrimiento de los niños y niñas”. Un asistente no hace juicios, ni preguntas, ni comentarios. Su labor consiste en favorecer el dibujo, colocando una y otra vez hojas, secando gotas, haciendo que estén más cómodos con un cojín o un banco, removiendo o añadiendo agua a los colores… Siempre atento. De este modo, los niños, niñas, se encuentran relajados, confiados y seguros para realizar lo que sea en cada momento. Dibujarán por placer y este irá aumentando. No precisan de motivación alguna. Un adulto estará acompañándole, no para hacerle sentir su superioridad y debilitarle, sino para asistirle y permitirle crecer seguro, fuerte y libre.
"En el juego de pintar no hay prejuicios y no hay comparación. Cada uno es él mismo, entre los otros. Es realmente el sitio donde ya no compites, donde no eres juzgado, y no te sitúas en relación con los otros." (Stern)
CONDICIONES DEL ESPACIO Y MATERIALES
Por lo tanto crearemos un ambiente de afecto, relajado, con mucha luz, presentándoles los materiales previamente, dejándolos a su alcance, favoreciendo la autonomía, sin intervenir en su juego, dejándoles libertad, acompañándoles desde el cariño, sin juicios, ni prisas. Condiciones necesarias, por otra parte para experimentar y explorar, primero desde su propio cuerpo (pintar con las manos, con los pies...) y posteriormente con materiales como pinceles, rodillos y diferentes pinturas (blandas, acuarelas, temperas, tizas...).
A la hora de realizar actividades del lenguaje plástico lo haremos en diferentes posiciones, tumbados, de pie, sentados, sobre la mesa, sobre la pared, sobre metacrilato… para percibir distintas sensaciones.
Así mismo utilizaremos diferentes superficies, que podría ser lisa, rugosa, porosa, de cartón, de papel, de madera… es fundamental que el niño experimente con diferentes superficies para percibir diferentes sensaciones como por ejemplo si tiene que apretar más o menos, o mojar más o menos en pincel.
El color, durante la etapa del garabateo desempeña un papel secundario, no será hasta la etapa preesquematica (4-7 años) cuando empiece a utilizar los colores de forma un poco más realista. De este modo en la etapa del garabateo (hasta los 4 años aprox.) los niños eligen los colores por ser la pintura más grande o la más nueva, por esta razón limitaremos los colores los más básicos (primarios: rojo, amarillo y azul, y secundarios: naranja, verde y morado) sin grandes gamas de colores, y dejaremos libertad en su uso sin decirles que colores deben usar ya que de lo contrario estaremos interfiriendo en su libre expresión. Podemos trabajar los colores a través de actividades con luz y celofán, con agua tiñéndola con plastilina, mezclándolos,…
CONCLUSIONES
No es de extrañar que más de una vez, un niño o niña afirme que lo que más les gusta del colegio, es la hora del recreo. Y es que si algo nos enseña la teoría de Arno Stern, es que el juego nos proporciona todo lo que necesitamos en el momento en el que nos ponemos a jugar.
El placer que les proporciona el juego de pintar, es el mismo que les proporciona un juego fabuloso. Es difícil librarse de todas las influencias que nos han estado inculcando durante años sobre el arte y el dibujo. Pero Stern asegura que “bajo las condiciones del juego de pintar, conseguirá liberarse de todas las influencias. Y volverá a ser niño. Pero muchos niños, no vivirán jamás ese placer. Se les ha esterilizado. Y eso es realmente terrible.
Así que por favor, cuando veamos una producción de nuestros hijos e hijas, no juzguemos, ni comparemos, ni queramos ver nuestra realidad en sus dibujos, simplemente acompañemos, dejemosles jugar, se trata de favorecer un clima tranquilo y seguro donde puedan ser ellos mismos, sin prejuicios, opresiones y puedan así disfrutar del simple hecho de pintar.
¿JUGAMOS A PINTAR?
Muy interesante, muchas gracias. Me encantaría haberlo leído hace meses.
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